Anécdotas de librera: ¡lee lo que escucho entre libros, que estamos de cumpleaños!
Leer libros es muy nutritivo para el espíritu. Y venderlos también. Como librera, uno de los regalos más satisfactorios que recibo es el intercambio con los lectores. A propósito de estar cumpliendo este mes dos años con mi librería itinerante en Alicante, voy a compartir algunas de mis anécdotas de librera más recientes. ¡Gracias por apoyar este proyecto durante los últimos 730 días y quédate a leer lo que escucho entre libros!
El 12 de febrero de 2017 desplegué mi mesa de libros por primera vez en el mercadillo dominical de Torremanzanas.
Así lucía:
Me gustó tanto la experiencia, que a la semana siguiente repetí:
Qué alegría siento al ver cómo hemos crecido, gracias a la maravillosa acogida de cientos de lectores ¡como tú!:
Desde febrero de 2017 hasta hoy han sido muchas las vivencias y anécdotas librescas que he recogido de los lectores que se aproximan a las mesas de nuestra librería ambulante. Cuando escucho alguna frase o capto una situación que refleja la pasión de una persona por los libros, la apunto para seguir inspirándome y continuar moviendo el amor por la lectura de aquí para allá .
¡Te invito a disfrutar de estas nuevas anécdotas que escucho entre libros!
(1)
Una señora de alrededor de 60 años pasa frente a la mesa, se detiene y me sonríe mientras comenta: Me recuerdas a mi padre cuando decía: “aunque sea tebeos, quiero que leáis, que eso da cultura y saber estar”.
(En Castalla)
(2)
Una chica mira los libros con interés, en evidente búsqueda de un título. Al rato, me dice: “A mí me gusta jugar al amigo invisible porque puedo pedir libros de segunda mano: son tesoros a buenos precios”
(En Torremanzanas, en diciembre)
(3)
A un pequeño como de 9 años, que lleva un rato recorriendo las mesas, le señalo el área donde están los libros para niños. Me planta una mirada fugaz y dice sin titubear: “Yo soy más de poesía”.
(En Jijona)
(4)
Con un movimiento audaz, una chica toma de la mesa el segundo libro de la trilogía del Baztán de Dolores Redondo, lo abraza fuerte y exclama a viva voz: “¡Este era el que me faltaba; era para mí!” Por un buen rato no paró de celebrarlo.
(En Busot)
(5)
Dos jóvenes que van tomados de la mano se acercan a la mesa. Él señala el libro Yo, mi, me, contigo, de David Safier y me dice que tiene casi todos los del autor, menos ese. Luego, con un tono cauto y gentil, pero firme, agrega: “es que antes leía más, pero desde que empecé con ella -señala a la chica que está a su lado-, no tengo mucho tiempo.
Ella parpadea sorprendida, se van juntos y el reproche queda en el aire.
(En Castalla)
(6)
Un niño que tendrá 10 años elige un libro que explica cómo crear un huerto. Durante unos minutos se dedica a hojearlo cuidadosamente. Está embelesado.
-¿Qué te parece?, le pregunto.
-Me gusta plantar, responde.
Me devuelve el libro y se marcha corriendo.
(En Ibi)
(7)
Una pareja se detiene frente a la mesa y señala entre los libros Kim, de Rudyard Kipling.
-¿Lo llevamos? -pregunta ella-.
-Sí, -responde él-.
-Es un clásico, seguro que os gustará -les digo mientras pongo el libro en una bolsa-.
-Tuvimos un hijo que se llamaba Kim, puntualiza él, subrayando levemente el tuvimos.
Suavemente, abraza el libro y se retira.
(En Torremanzanas)
¿Y tú, ¿qué opinas de una venta de libros ambulante? ¡Comparte tus impresiones en los comentarios y de nuevo GRACIAS por apoyar a esta comunidad que ama los libros de ocasión!