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[Entrevista] Vicente Gisbert: “Leer es una función vital: me alimenta el alma”
Algunas vidas se leen como un cuento y transcurren pasando página, sin miedo a lo desconocido. La del alicantino Vicente Gisbert, economista y profesional de la comunicación, incluye viajes, emprendimientos, elaboración de contenidos, proyectos de marketing y desarrollo empresarial (¡junto a su pareja Teresa llegó a gestionar una granja de avestruces!). Ahora vive en Jijona y llena sus días de jubilado con la huerta, la carpintería y mucho alimento para el alma: libros.
A lo largo de su vida, Vicente ha tenido que reinventarse varias veces y esa misma energía la tiene con los libros: si la historia no está bien traducida o construida, pasa al siguiente. Convencido de que leer es una función vital que le enseña y le divierte, en una época llegó a leer 60 libros al año. Ahora está disfrutando a los clásicos y visita las bibliotecas, dispuesto a dejarse llevar por lo que encuentre, siempre con la idea de “entender un poco más la literatura”.
¡Vamos a conocerlo a través de los libros que le han acompañado!
¿Cuál fue el primer libro que leíste?
Aprendí a leer en el cole con El Quijote. Fui muy mal lector de joven, pero recuerdo con placer la serie de «Guillermo», de Richmal Crompton, y los clásicos de mi época, los libros de Enid Blyton: “Los cinco”, “Claudina en Santa Clara” y “Torres de Malory”. También me vienen a la cabeza las aventuras de Emilio Salgari, que mi padre me recomendaba por ser uno de sus favoritos.
¿Cómo nació tu afición por la lectura?
Fue muy tardía, a partir de los 20 años y debido, sobre todo, a que me casé con una gran devoradora de libros, mi primera mujer, Matilde. Ella me introdujo en el mundo de la lectura.
¿Cuál género de la literatura prefieres?
Siempre he sido muy heterodoxo. Empecé devorando la novela negra americana de Ross Macdonald, Dashiell Hammett, Raymond Chandler y Chester Himes. Ese tipo de personaje me fascinaba, ese vivir cínico como si no tuvieran nada que perder, excepto sus principios. Tipos duros, con una coraza que protegía un corazón delicado. Vivir difícil en una sociedad intolerante, pero enormemente viva, casi salvaje. Manuel Vázquez Montalbán, con su personaje Pepe Carvalho y su afición a quemar un libro cada noche en la chimenea. Al mismo tiempo, me iba introduciendo en la ciencia ficción: Asimov, Arthur Clarke, Robert Silverberg y su panda.
Poco a poco me fui enganchando al realismo mágico con Gabriel García Márquez, Vargas Llosa, Isabel Allende. Y aquí vino un apagón, un parón de años en que mi actividad lectora fue inconexa: descubrí a Eduardo Mendoza, Pérez Reverte, Bernardo Atxaga, Antonio Muñoz Molina, Juan Marsé, Marguerite Duras, Italo Calvino, hasta que volví a leer de forma constante en el 2010 con mucho tiempo de dedicación, más de 60 novelas al año.
Me enfrasqué en la novela policiaca europea y pasé por Petros Márkaris, Fred Vargas, Donna León, Lorenzo Silva, Andrea Camilleri, Anne Holt, Jo Nesbo, Henning Mankell y su inolvidable Kurt Wallander, el cubano Leonardo Padura, Dolores Redondo, John Connolly, Maj Sjöwall y Per Wahlöö.
Ya más reciente es mi interés por los autores Amin Maalouf, Ismail Kadaré, Le Clézio, María Dueñas, Michel Houellebecq, el maldito, Henry James, Sándor Márai, Haruki Murakami, J.M. Coetzee, Andrés Trapiello, Enrique Vila-Matas, Elena Poniatowska, Rafael Chirbes, Alberto Moravia o Stefan Zweig. Desde hace unos años alterno este tipo de autores con literatura clásica, sobre todo Pío Baroja, Galdós, Cervantes y, en estos momentos, los rusos, en quienes me estoy centrando: Bulgákov, Tolstói y Chéjov.
Ya veis que me cuesta centrarme y responder corto.
¿Qué libro ha dejado en ti una huella imborrable y por qué?
Cien años de soledad, La ciudad de los prodigios, Conversación en la catedral, Los Episodios Nacionales, El Quijote, La verdad sobre el caso Savolta, La elegancia del erizo… no sabría decir, cada uno de ellos me marcó.
Conversación por las frases “donde me jodí”, que constantemente uno se hace a sí mismo, o “si hubiera una pastilla que tomándotela te hiciera creer”. Los Episodios, por el conocimiento del paisanaje y la historia de España del siglo XIX, tan importante para comprendernos a nosotros mismos como colectividad. La elegancia del erizo, por sus maravillosas reflexiones sobre la vida. La ciudad de los prodigios, por recrear el ambiente de la Barcelona ya pasada; El Quijote, porque sin él no podemos vivir y vivir con el que llevamos dentro nos mata. Cien años de soledad por la epopeya, la continuidad de la vida.
¿Qué libro recomiendas? ¿Por qué?
Me cuesta recomendar libros, en cada época y según a quién, pero me pasa con casi todo: películas, música, espectáculos. Cuando leo algo, a veces pienso: “A fulanito esto le encantaría”, pero cada vez veo más complicado hacerlo. Es como si pensara que, porque me gusta a mí, le va a gustar a todo el mundo. No es así.
Hago alguna excepción con La elegancia del erizo, de Muriel Barbery porque me ha impactado. ¡La literatura es algo tan personal!

Vicente junto a su biblioteca en Jijona.
¿Tienes un autor favorito? ¿Cuál?
Que haya llenado una fase de mi vida, sí, pero favoritos tengo muchos: Gabriel García Márquez, Eduardo Mendoza, Galdós, Pío Baroja, Pérez-Reverte, Vargas Llosa, Haruki Murakami, Camilleri, Padura, Tolstói.
¿Qué libro has empezado y no has podido leer?
Hace tiempo que, o no paso de la primera página, o lo leo entero. En el pasado, alguno he dejado a medias, o porque el tema me impactaba demasiado en ese momento, o porque estaba muy mal redactado y construido, por ejemplo, alguno de Matilde Asensi. Las traducciones muchas veces me han echado para atrás.
¿Cuál es tu eterno libro pendiente?
Supongo que, como para muchos, el Ulises de James Joyce.
¿Leer en papel o e-book?
Papel, sin duda. Solo tengo el problema de los libros grandes y pesados, pero me he comprado un atril para leer en la cama. Respecto a leer en pantalla, he utilizado tanto el ordenador que lo tengo unido a otros temas. La literatura solo soy capaz de disfrutarla si la leo en papel; soy de la vieja escuela.
“Leer es una función vital: me alimenta el alma”
¿Qué te aporta la lectura?
Para mí leer es, prácticamente, una función vital; me alimenta, me nutre el alma. Me descubre mundos, me enseña, me divierte, me devora.
¿Un personaje literario inolvidable?
Levin de Anna Karenina, Wallander de Mankell.
¿Qué libro te llevarías a un refugio bélico?
No sé si podría leer en esas circunstancias. Lo pensaré.
¿Tienes alguna manía o rito al leer?
Necesito un lugar sin mucho lío, centrarme cada vez más. Soy un poco TOC y siempre termino de leer en el principio de la página, donde retomo de nuevo al día siguiente. Marco las páginas que contienen ideas o frases que me interesan para luego sonsacarlas. Como, de vez en cuando, me gusta comprar de segunda mano, los subrayados me sublevan; me cuesta releer un libro con la visión de otra persona.
¿Hay un libro al que te gustaría entrar para vivirlo?
Cualquiera histórico, sumergirme en el ambiente, vivirlo.
¿Cuántos libros tienes?
Antes tenía bastantes; ahora me he quedado solo con algunos de los favoritos. Del resto y con mucha pena, me he ido deshaciendo. Me he quedado con ediciones antiguas heredadas de mi padre, sobre todo de autores clásicos y algún fetiche.
¿Qué significa leer para ti?
Un placer, un refugio y una herramienta de aprendizaje.
¿Qué factores te hacen abandonar la lectura de un libro?
Si para mí está mal escrito, lo dejo casi inmediatamente. Nunca me ha interesado más la historia que pueda contener que una mala construcción literaria. Odio las malas traducciones.
¿Puedes leer dos o más libros al mismo tiempo?
Sí. Lo hacía mucho antes; ahora me centro más en uno, aunque a veces comparto lectura, pero de temas dispares.
¿Lugar favorito para leer?
Ahora, la cama. Antes, un buen sillón en un sitio tranquilo.
¿Cómo escoges tu próxima lectura?
Últimamente repaso los clásicos y voy a bibliotecas y me dejo llevar por lo que encuentro. La idea es leer algo de autores que conozco, pero de los que nunca leí nada, para entender un poco más la literatura.
¿Relees los libros? ¿Por qué?
Rara vez. Hay tanto sin leer y que se me quedará sin leer, que no me da la vida.
¿Cuánto tiempo le dedicas a la lectura al mes?
Todos los días entre media hora y una hora.
Prestar un libro, ¿sí o no?
Sí, todos, aunque no haya regresado alguno que se me ha quedado clavado como espinita.
¿Qué consejo darías para motivar a los niños y jóvenes a leer más?
Creo que tienen que descubrirlo por ellos mismos. En mi infancia, todo mi entorno era lector y no consiguieron inculcármelo; fue necesaria una maduración personal para atraparme. Muchas personas necesitan vivir primero, experimentar. Tu momento ha de llegar.
Hay personas maravillosas que empiezan a leer antes de que les salgan los dientes. Me alegro por ellas.
¿Qué estás leyendo ahora mismo?
Anna Karenina, intento tener una visión de la literatura rusa. Me está encantando. Cuando termine, tengo intención de concentrarme en la clásica francesa. En medio, todo lo que me vaya cayendo y me parezca interesante.

Vicente y su pareja Teresa de paseo por Cadaqués.
Leer, ¿para qué sirve?
Es una de las aficiones más importantes de mi vida, y tengo bastantes. Me sirve para aprender y conocer los comportamientos de otras personas ante diversas circunstancias. Me sirve para seguir viviendo.
…
¿Qué opinas de los intereses lectores de Vicente? ¿También eres selectivo con las traducciones? Déjanos tus impresiones e ideas en los comentarios o en nuestras redes sociales.
¡Nos vemos en la librería itinerante de Alicante!